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Me mudé de Noruega a España. De la nieve a la playa. Y a nivel interior, años más tarde, hice el mismo. De ser una persona perfeccionista, efectiva, ambiciosa y emocionalmente bloqueado; a buscar mi parte compasiva, paciente, cariñosa y amorosa.
He visto que consciente de mis dos extremos y sus ventajas y desventajas puedo vivir bien. Puedo ser amoroso y efectivo a la vez, paciente y eficiente a la vez, ambicioso y cariñoso/respetuoso a la vez. Tanto conmigo mismo como con los demás. Lo importante ha sido poder desbloquear y aceptar estas diferentes partes y capacidades de mí mismo. Dejar el juicio al lado y vivir lo que soy de verdad.
He podido decir adiós a la ansiedad y miedos crónicos. La vida no es un baile sobre pétalos de flores sino un baile sobre realidades de todos colores. Siendo consciente de la fuerza de mi masculinidad acepto la fuerza de lo femenino y de lo instintivo. Acepto las tres fuerzas de la vida.
Contigo todo el camino
Soy una persona persistente y me gusta llegar al final de los viajes (en este caso los procesos personales de las personas que acompaño). Significa un compromiso contigo de estar presente y no dejarte hasta que estés listo de progresar tu mismo. Aunque por supuesto siempre tienes la libertad de dejar el proceso conmigo para proseguir de otra manera. La libertad individual es un valor indiscutible.
Estoy convencido de que todas las personas tienen la capacidad de gestionar adecuadamente sus vidas si desarrollan una comprensión profunda de sí mismas y de su entorno. Sin embargo, es frecuente que no estemos completamente preparados y requiramos asistencia para alcanzar tal entendimiento, tomar decisiones informadas y convertirnos en aprendices continuos tanto de nosotros mismos como de la vida.
Por eso me defino como un terapeuta con un enfoque amplio e integrativo: un Terapeuta Humanista Integrativo con una Mirada Consciente y Masculina
La esencia del cambio está en quererlo y generar la confianza en mi mismo de que sea posible.
– Frode Huse Gjendem
El enfoque amoroso y compasivo tiene una potencia significativa, tanto a la hora de acompañar a una persona, como una actitud para abrirse a uno mismo. Creo que las actitudes benevolentes, compasivas y amorosas son fundamentales para una existencia saludable. En mi experiencia las personas que consiguen moverse desde el amor son fuertes y sólidos sabiendo quienes son y lo que le va bien.
Ser amoroso implica acceder a una fuente de energía para comportamientos espontáneos y naturales, tales como el autocuidado, establecer límites en las relaciones y tomar decisiones acertadas.
Unos ejemplos clásicos para reflexiones:
Aunque puede ser difícil o imposible verlo, los miedos nos condicionan en la vida y nos impiden vivir libres en el momento. Esto se puede manifestar en varios problemas como angustias, ansiedad, decisiones basadas en evitar posibles escenarios y muchos más. Tratarse con amor es un paso transformador en cada una de estas preguntas.
Desde el nacimiento de la Psicología hace relativamente poco tiempo (menos que 200 años) se está enfocando mucho en problemas y síntomas graves en pacientes. Trastornos, enfermedades mentales y falta de adaptación son ejemplos. Sin embargo, en la filosofía en varias religiones y ramas espirituales, hay una larga lista de hombres y mujeres iluminados cuyos descubrimientos y consejos representan una sabiduría que los investigadores modernos todavía no han podido poner con una base científica debido a la tremenda complejidad que representa el humano y la humanidad.
A lo largo de mi trayectoria, he pasado por varios procesos de reinvención y transformación personal, adquiriendo una comprensión profunda de las dificultades y desafíos asociados con sentirme y ser diferente. He podido ver cómo las diferentes fases de la vida me han propuesto cambios en mi y mi entorno. He hecho un cambio de clase social, un cambio de geografía, me he divorciado, me he perdido emocionalmente y me he vuelto a encontrar. Las fases de vida con demasiada rigidez en mis maneras de ser han sido también las fases más duras. No me adaptaba sino seguía adelante sin parar y respirar y ver qué me pasaba. Esto me causó sufrimiento y generó una desconexión emocional de larga duración llevándome a una situación de agotamiento constante y con dificultades de generar relaciones profundas y estables. En vez de enfrentarme a mis asuntos inconclusos, decidía emprender nuevos negocios y liberar mis tensiones interiores con deporte y vida social.
Sólo al agotar mis ambiciones llegó la pregunta de ¿cómo quiero vivir el resto de mi vida? Y así hace muchos años empezó el cambio de vida que me ha llevado a volver a sentir una conexión profunda conmigo mismo, mis queridos y mis amigos. A nivel profesional este nuevo estado me llevó a buscar una actividad de orientación humana y decidí dejar mi carrera de alta dirección para formarme como Terapeuta. Un cambio que me está resultando muy fructífero.
En mi vida he trabajado como mecánico de camiones, camionero, militar, estudiante, economista, alto ejecutivo y ahora acompañando personas. Mi experiencia vital me ha preparado para poder acompañar; divorciado padre soltero de régimen compartido, he trabajado en docenas de países con sus culturas y lenguas; he vivido la mitad de mi vida en Noruega y la otra mitad en España; y conozco tanto el éxito como el fracaso empresarial.
En mi camino para ser Terapeuta he acumulado una variedad de experiencias en trabajos individuales y grupales, incluyendo formación de Terapeuta Gestalt en la escuela Gestalt Terra, Terapia Sexual Somática en SOMA, el Programa SAT (Claudio Naranjo), el programa Amar (Lluis Fusté) y desde muchos años practicante del Budismo Tibetano. Además, he sido ayudante en el Programa SAT (Proto) y trabajo de voluntario en el acompañamiento de fin de vida.
Curar es tocar con Amor lo que antes fue tocado con Miedo.
– Sandra Triay
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